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Una comida digna de reyes.

En uno de mis viajes tuve la oportunidad de ir a comer a un castillo, el lugar tenía una luz muy placentera, olía a maderas y alfombra antigua y no te quiero decir de la decoración! Era como estar en una historia de reyes y dragones.

Sabíamos que visitaríamos un lugar especial por el precio que pagamos. Esperábamos encontrar gente de servicio muy bien vestida, platos sorprendentes e ingredientes que literalmente nunca hubieras comido antes e inclusive candelabros y pinturas, de esas que no entiendes mucho.


Al entrar al restaurante del castillo el barullo era impresionante y el olor a comida era sorprendente! La “Hostess” nos llevó a la mesa y nos asignó lugares. Nos señaló una mesa buffet a lo lejos y nos comentó que vendría el Sommelier.


Inmediatamente unas personas de un lado nos dieron la bienvenida de manera fraternal y nos recomendaron el vino que estaban tomando, posteriormente llegó el Sommelier y aceptamos la recomendación.


Al llegar al buffet nos sorprendimos de ver que sólo había muchos quesos, carnes frías, frutas, pan, aceitunas, untables, etc. Pensamos que “no había comida”


Al finalizar la experiencia entendimos que el objetivo del lugar apremia el compartir, generar amistades y crear sensaciones de sorpresa (como cuando eras niño y veías un truco de magia).


Cada bocado es un deleite y nos voló la cabeza la cantidad de combinaciones que pueden existir en este distinguido mundo de la charcutería.


Nosotros logramos expresarlo con nuestras PinchBoxes así:


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